Más allá de la tragedia, de nuevo
los artistas visuales yucatecos renuncian a la ingravidez coyuntural, para
mostrarnos las obras que les comprometen, con la hechura misma de percibir y
comunicar la ruta por lo cual renovar sus impulsos humanos, sensibles y
asociativos.
En esta exposición, tres
creadores visuales yucatecos se despojan del miedo y de la soledad del aire del
prójimo y se retoman a sí mismos, a través de una psicología del color que
buscar armonizar sus dimensiones expresivas, fundándolas entre ejecuciones de
amarillos y perfiles de claroscuro. El lienzo, el trazo y el matiz los
entrecruzan con la estructura positiva de metales y trayectos transformados en
símbolos que, asociados, expresan el código sensible y muy personal, del
optimismo de sus espíritus fantásticos.
Del aislamiento han brotado a
placer la experiencia perenne de Gabriel Ramírez, un artífice de la ruptura,
que remienda en la profundidad, los entreverados del trayecto y los colores; la
florecida recreación del asombro que consagra Tania Cámara, en su ensayo
germinal como artífice de la luz y del pétalo que flota; y la regia madurez de
la estética esbelta y palpitante de Juan Pablo Mier y Terán.
Los tres, aquí, declaran con la obra expuesta, su compromiso
con la vida, con la belleza y la mística estimulante del artista.
Gustavo Abud Pavía